Reserva en Bodegas Campos

Este íntimo saloncito para diez comensales era la oficina donde trabajaba y recibía el fundador de la empresa Domingo Campos del Santo, que más tarde se transformó en despacho de vinos para la calle.

Se encuentra enfrente de la Taberna. Los distintos cuadros, objetos y recuerdos que adornan esta sala nos evocan aquella época. Como las botellas de las principales marcas de vinos que tuvo Bodegas Campos, en una repisa alta, antiguas fotografías y diplomas o el expositor en forma de racimo que preside la sala.

El subsuelo de esta estancia alberga dos pozos subterráneos para almacenar vino que aún se conservan. El vino nuevo del año llegaba desde San Roque, el lagar montillano de los Campos, y en la Bodega se trasegaba desde esos “trujales” a las botas de roble, para su crianza.

El envolvente color ocre de las paredes contrasta con el techo de oscuras vigas de madera sustentadas por ménsulas talladas, todo un detalle de refinamiento.