Reserva en Bodegas Campos

Da nombre al patio, antaño también conocido como de las Aceitunas, la torre cubierta del siglo XVII que, a modo de mirador sobre el entorno, se alza en medio de este laberinto de casas, tan propio del urbanismo de herencia musulmana.

Macetas de cerámica vidriada con plantas de interior alternan con pequeños arriates en los que crecen la yedra, la buganvilla y el ficus benjamina, que escalan los muros encalados hasta besar los tejados.

El robusto brocal blanco del pozo invita a asomarse al interior para comprobar que es auténtico. «Es un pozo de paso, y no falla ni en los años malos». Su agua de buena calidad se empleaba antaño en la vieja bodega para fregar botas y garrafas.

Un mural cerámico transcribe elogios dedicados a la casa por Antonio Gala, cuyo manuscrito figura enmarcado en el comedor del Despacho.

Un farol del tipo Córdoba, como los que iluminan las calles del casco antiguo, transforma el patio por las noches en un rincón sugerente y acogedor.